17 SEP 2021

Pubertad precoz

En los últimos meses, en lo que respecta a la atención en consultorios externos de pediatría, se incrementó la consulta, debido al regreso a la escuela y a las actividades deportivas con la consecuente necesidad de certificados y aptos físicos. Muchos de estos niños, niñas y adolescentes que volvieron a la consulta, lo hicieron con obesidad, sobrepeso, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, alteraciones de los lípidos o grasas, pubertad precoz, entre otros. Sin embargo, si bien se trata de una entidad poco frecuente, tras la pandemia se vio un aumento de casos de pubertad precoz, lo cual podría deberse a distintos factores ambientales, como el aumento de la incidencia de obesidad infantil junto al uso prolongado de dispositivos electrónicos, factores psicológicos, factores estresantes como los cambios de rutina y horarios, el abandono de la actividad física, la desescolarización, los conflictos familiares, etc.

La Dra. María José Dalla Valle, Especialista Jerarquizada en Pediatría (M.P. 94932), explica que hablamos de pubertad precoz cuando aparecen algunos de los caracteres sexuales secundarios (aparición del crecimiento mamario o botón mamario antes de los 8 años para las niñas y crecimiento de los testículos en un volumen mayor a 4 ml antes de los 9 años para los niños, pudiendo acompañarse en algunos casos de vello pubiano y/u olor sudoral), en la cual hormonas provenientes de la glándula hipófisis estimulan a los ovarios o testículos para producir hormonas sexuales. Estos cambios son seguidos por la aceleración de la velocidad de crecimiento (estirón puberal) en forma temprana con una maduración precoz de los cartílagos de crecimiento y posterior cierre de estos, pudiendo quedar con una talla pequeña.

En la mayoría de los casos, la causa se desconoce (idiopática). En otras ocasiones, menos frecuentes, se produce en forma secundaria a lesiones a nivel del sistema nervioso central o la hipófisis. Por otro lado, existen algunos factores ambientales que podrían favorecer su aparición (una mala alimentación, disruptores endócrinos - químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas, como por ejemplo alimentos preparados de pollo, jugos con soja, ciertos productos cosméticos, la exposición prolongada a pantallas asociado a menor cantidad de horas de luz solar y disminución de la secreción de melatonina, sedentarismo, entre otros).

Es por ello que la detección temprana de este trastorno resulta fundamental a la hora de detener y revertir la progresión del desarrollo sexual precoz y así poder optimizar los beneficios del tratamiento. Se recomienda la consulta temprana con el pediatra de cabecera quien evaluará el cuadro que presenta el niño/a, solicitará estudios y dará tratamiento / seguimiento oportunamente en conjunto con el especialista en endocrinología infantil.

Específicamente, el objetivo del tratamiento es suprimir la producción de las hormonas que produjeron el inicio de los cambios físicos, evitando la progresión de la maduración ósea y postergando el cierre de los cartílagos de crecimiento, con la finalidad de mejorar el pronóstico de talla adulta y en el caso de las niñas, demorar la aparición de la menarca o primera menstruación hasta la edad adecuada para la población. Oportunamente iniciado, el tratamiento permitirá mejorar además la adaptación psicosocial de los niños/as sincronizando su maduración física a la psíquica, evitando las consecuencias a nivel del ámbito social en el que se mueve el mismo/a.